La clandestinidad pone en riesgo la imagen y los beneficios que aporta la planta Ayahuasca y a todos los grupos que intentamos hacer las cosas dentro del marco de las leyes vigentes.
Si hay clandestinidad es porque algo se esconde, si se esconde algo, no hay honestidad ni transparencia. Como; ¿qué tipo de prácticas se ofrecen al participante?, ¿qué tipo de equipo y personal cualificado está trabajando y en qué condiciones laborales?, ¿qué tipo de espacio seguro y de confort se dedica a tal fin?, ¿qué tipo de apoyo posterior se ofrece?
No es por la planta Ayahuasca y su situación legal por lo que se esconden, es por su situación ilegal en la que se ofrece y se da. Si se monta una frutería en un local clandestino y con trabajadores sin cotizar o cobrar, – no es la fruta el problema—, sino la ilegalidad del trabajo clandestino. Esto es una verdad que está sucediendo y se está poniendo el foco y mirando mal a la Ayahuasca, cuando son las prácticas de personas sin conciencia, ni responsabilidad, la causa, no la planta.
No se puede trabajar la conciencia y los aspectos más elevados del ser si tenemos las raíces y las bases terrenales desequilibradas.
Vivimos en un sistema del que todos formamos parte.
Si hay retiros por 100/120/140 € por noche es porque no hay estructura laboral, ni alquileres, ni contratos, ni seguros de responsabilidad civil, ni declaraciones fiscales de ningún tipo (IRPF e IVA) entre otras, y esto, pone en alerta a las autoridades con toda la razón del mundo. Es obligación del individuo y/o la organización cumplir con las leyes vigentes.
La Ayahuasca no es ilegal, nuestras prácticas no son ilegales, el compartir y divulgar no es ilegal (publicidad), ¿Entonces, de qué me escondo? Si no eres capaz de asumir la responsabilidad y las consecuencias de estas prácticas, ¿qué haces en esto?
Mi nombre es Ulán Romero, cada neurona y célula están en plena disposición y convicción de lo que hacemos en nuestras prácticas. Sé, con absoluta certeza, que el trabajo que realizamos tiene beneficios para la salud pública. Aun habiendo títulos y estudios científicos que lo respaldan, no necesito ningún título debajo del brazo, qué además es conocimiento de otros, ni ningún estudio científico para concluir en las bondades terapéuticas de la Ayahuasca y sus prácticas ceremoniales.
En esta última década, he brindado la planta a miles de personas y, he formado a otras tantas. Dispongo de más de 2.000 formularios de entrada y salida que, sin ser datos puramente biomédicos, ofrecen una clara visibilidad de la mejoría de los participantes en muchos ámbitos de sus vidas. Esto es experiencia, es sabiduría más allá de los conocimientos prestados de otros.
Esta convicción me lleva a trabajar con total libertad de acción y expresión, respetando, siempre, el derecho nacional e internacional.
Si estás en la energía de la clandestinidad, no solo te pones en riesgo tú, sino, a toda la comunidad de las plantas y el buen nombre de la Ayahuasca.
Los participantes de estas prácticas tiene el derecho de realizarlas bajo el amparo de las leyes vigentes.
Por favor, un poco de humildad y autocritica, algo que nos hace ver la planta en nuestros procesos, sobre lo propio profundo, la observación y contemplación de la situación general.
Ojalá comprendamos que la mejor manera de proteger la Ayahuasca y sus prácticas es, entre otras, salir de la clandestinidad, de lo oculto, no hay nada que eludir o temer, pero sí, cumplir con las leyes vigentes.
Ulán.